jueves, 9 de julio de 2009

El misterio de la santísima trinidad

¿Iglesia, Religión o deporte?

Mucho a favor y en contra se habrá escrito respecto a los famosos 94 M. € que ha costado el “dichoso y bienaventurado” SCR, que no es la abreviatura de sacro, sino el acrónimo de San Cristiano Ronaldo. Entendamos que el balompié, al que vulgarmente llamamos fútbol, sea la religión que impere en el último medio siglo. Será por eso que la conferencia episcopal pone el grito en el cielo, cuando trata de reivindicar la falta de fe de los católicos, apostólicos y romanos. Pero esta, debería estar orgullosa por el simple hecho de que dos de las más destacadas figuras del dichoso juego, estén representadas en cuerpo y alma, como elementos carismáticos de millones de enfervorizados seguidores. Uno lleva el nombre de Cristiano, que deriva de Cristo (personaje central del catolicismo) y que además deposita todo su capital en beneficio del Banco Espírito Santo. El otro el de Kaká (un hipocorístico de “Ricardo” que no deja de tener connotaciones que pueden derivar al chiste fácil). Este es un caso diferente al primero, ya que si SCR lleva el nombre (y llamémoslo así para que su abreviatura sea proporcional a su nivel intelectual), el otro cumple con las normas de castidad y pureza que pregonan los círculos eclesiásticos; virgen hasta el matrimonio. De esta manera los paparazzi no tendrán la labor de averiguar sobre supuestos Kakitas. Así que el gran Rouco (representación máxima de Dios en Sefarad y máximo exponente del legado episcopal más fundamentalista) no debería echar las campanas al vuelo, sino apoyar todas estas magnánimas iniciativas, donde cada fiel recibiría la bendición “urbi et orbi”

5000, 94, 65,…

¿Simples cifras? A simple vista podría parecer una secuencia numérica perteneciente a un test psicotécnico; o a las medidas en codos de la Esfinge de Gizeh; el número ganador de la ONCE, con sus series premiadas o los precios del carrefour....
¡Pues no! Se trata de que los católicos conocerán al fin, uno de los misterios más grandemente ansiados: el de la Santísima Trinidad.

Rouco, el padre (5000 M), bendecirá el templo níveo que acogerá a Cristiano, el hijo (94 M) y a Kaká, el espíritu casto (65 M). Todos procesando su fe bajo el símbolo del (€) respectivamente. Los fieles en penitente procesión, acudirán en masa al templo para recibir la venida del salvador bajo la batuta de algún comendador, y todos serán glorificados con lenguas de fuego en un acto sin precedentes. El Padre, será al hijo lo que el hijo será al padre y ambos serán espíritu, porque el espíritu estará ellos. Y los tres en Omnipotente comunión, formarán un único dios verdadero.

El crepúsculo de los Dioses

Pero los dioses tienen su ocaso, y un día el tríade se quedará en dúo, porque alguno de ellos, por edad y próximo al juicio final, se presentará ante Pedro Botero, el cual recibirá a su espíritu con los brazos abiertos, en forma de cruz ardiendo, mientras su cuerpo alimentará las malvas de los camposantos.
Y el dúo se diluirá volviendo cada uno al lugar que los vio pacer. En forma de polvo estelar, solo quedará el residúo ambiguo y efimero de una momento rancio y casposo. Uno se dirigirá en limusina a las favelas de Río de Janeiro a predicar como acólito de Marcos Pereira da Silva. El otro sin embargo, gastará su fortuna miserablemente en intentar contentar a una rubia y rica heredera en el Hotel Hilton de Paris.

1 comentario:

  1. Tremenda la religión. Para mi PAPA solo hubo uno y fue el mío. Respecto a los interdictos, me los imagino el 28 de junio, llenando nerviosos las casillas del famoso programa PADRE, intentando que tantos y tantos dígitos encajen en las minúsculas casillas.
    !Florentino, pero si tú me dijiste que me devolverían dinero!.

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